En el boxeo del mundo helenístico los púgiles combatían desnudos y solo se podía obtener la victoria dejando fuera de combate al rival o mediante la rendición de este.

Escribe: Juan Manuel Sayago Guzmán

Publicada originalmente el 1 de marzo del 2019 por Archivos de la Historia

El boxeo o pugilato (pygmê) era uno de los deportes de contacto practicado en la Grecia Antigua. Dicho deporte, que no tuvo una gran popularidad en época romana, sí que gozó de cierto prestigio en el mundo helenístico. Sin embargo, esta modalidad dista mucho de la practicada en la actualidad. No obstante, primaba notablemente la habilidad y la fuerza con la que los llamados púgiles la desempeñaban.

El origen de los Juegos Olímpicos

Tal y como sucede en la actualidad, los Juegos Olímpicos eran una serie de  acontecimientos deportivos en los que competían diversas polis griegas y que se celebraba cada cuatro años. Asimismo, tenía lugar en los meses de verano, probablemente julio, aunque tampoco era extraño que se celebrasen en otros meses como mayo o septiembre. Su celebración cuatrienal podría deberse al alto coste que tenían que asumir las polis al enviar a Olimpia a sus atletas.

Mas allá de su origen mitológico en el que se atribuye la fundación de los Juegos Olímpicos a personajes como Zeus o Heracles, las razones por las que surgió dicha competición deportiva son desconocidas. También es un misterio la procedencia de esta tradición deportiva que los griegos heredaron, alegando algunas voces que proviene de la etapa creto-micénica y otras que es una importación de pueblos orientales como los fenicios (GARCÍA ROMERO, 1992, p. 172).

La tradición histórica ha situado la fecha de los primeros Juegos Olímpicos en el año 776 a. C. (VVAA, 2008, p. 68). Es el sofista Hipias, quien en el siglo V a. C. realizó la primera lista de vencedores en las pruebas deportivas olímpicas, empezando en la fecha anteriormente mencionada. Esta base es la que utilizarían con posterioridad el resto de autores para hacer sus propios catálogos de deportistas laureados.

Ciertos hallazgos arqueológicos han probado la existencia anterior de competiciones deportivas en las inmediaciones de Olimpia, pero que no reunían las características necesarias como para conformar lo que los Juegos Olímpicos (GARCÍA ROMERO, 1992, p. 184) fueron posteriormente. Además, también era probable la existencia del «amateurismo», es decir, de grupos de personas que se reunieran para practicar un deporte como afición.

¿Por qué se celebraban?

Asimismo, las celebraciones deportivas con motivos religiosos, rituales o funerarios eran algo que estaba inserto en la mentalidad griega. Por ejemplo, Homero menciona en la Iliada que Aquiles estableció diversas competiciones atléticas en honor a Patroclo, muerto a manos del príncipe Héctor en la guerra de Troya. También se organizaban juegos para honrar la memoria de los caídos en importantes batallas, tal y como sucedió tras las de Maratón, Salamina, Leuctra o Platea (VVAA, 2008, p. 68).

Pintura en ánfora griega que muestra una escena de boxeo. Londres, Museo Británico. 336 a. C.

Lo que está claro es que la sede deportiva de estos era Olimpia, una polis destacada por su culto a Zeus, que a raíz de la paulatina celebración de los juegos se fue dotando de recintos e instalaciones preparadas para alojar a deportistas y para celebrar los espectáculos. De hecho, los deportistas estaban obligados a presentar al menos con un mes de antelación en Olimpia (VVAA, 2008, p. 70). Los juegos podían llegar a durar hasta 5 días.

Hasta el siglo V a. C., lo más posible es que los atletas pertenecieran en su mayoría a las aristocracias de sus polis. Además, estos seguían entrenamientos, dietas y gozaban de un notorio prestigio social.

Además, la celebración de estos juegos suponía desde el punto de vista ideológico la unidad de las polis griegas, donde competían sus atletas. Del mismo modo, Olimpia era también un lugar con el que los griegos podían identificarse, sobre todo tras las Guerras Médicas.

Durante su preparación y celebración, se establecía ademas una «Tregua Sagrada», proclamada por los spondoforos (heraldos), en las que las polis se comprometían a no agredirse entre ellas. Los Juegos Olímpicos (en honor a Zeus) no eran la única competición deportiva panhelénica. Encontramos otros tres más. Los celebrados en honor a Apolo en Delfos, para Poseidón en Corinto y, también en honor a Zeus, los que tenían lugar en Nemea (cerca de Argos). El atleta que se coronara como «vencedor del circuito», es decir, que fuera campeón en estos cuatro eventos (periodonikos), pasaba a ser considerado como una especie de héroe.

Los deportistas ganadores eran premiados además de con la corona de laurel,  con trofeos como trípodes y calderos de bronce, esclavos, tierras o caballos.

Dos jóvenes minoicos boxeando. Fresco del palacio de Cnossos. 1500 a. C.

Requisitos para los atletas:

  • Ser griego y libre, no ser esclavo o extranjero.
  • No estar perseguido por la justicia por delitos.
  • No haber transgredido la Tregua Olímpica.
  • Haberse entrenado durante los meses anteriores a las pruebas.
  • Haberse inscrito un mes antes del comienzo de las pruebas.
  • Competir desnudo y ser puntual.
  • No intimidar, sobornar, ni matar al rival.
  • Respetar siempre las decisiones de los jueces.
  • El que derrote a su contrincante será proclamado vencedor.

El boxeo en la Antigua Grecia

El boxeo era un deporte que gozaba de una popularidad considerable en la Antigua Grecia. Tanto las narraciones literarias como el hecho de que en Atenas o Esparta tuviera cabida en el entrenamiento físico de la juventud lo constatan. No obstante, la naturaleza violenta de esta disciplina hacía que la educación física en las escuelas optara por potenciar en mayor medida la lucha. Sin embargo, era una práctica ejercida tanto por adultos como por niños.

De hecho, el boxeo juvenil fue introducido en la XLI Olimpiada (616 a. C.), en la que Phylitas de Síbaris se proclamó campeón. Por otra parte, el boxeo formaba parte del catálogo olímpico desde el año 688 a. C., en la XXIII Olimpiada, siendo el primer vencedor Onomastos de Esmirna.

El boxeo era un deporte practicado ya en el ámbito minoico-cretense, siendo reflejado en su arte. Sin embargo, es difícil relacionar este boxeo con el practicado en Grecia. El origen del pugilato se atribuye a diferentes deidades o héroes, como Apolo, Heracles o Teseo. Por otra parte, el púgil recibe el nombre de pyktes (boxeador).

Los boxeadores seguían un riguroso entrenamiento supervisado por un maestro, una óptima puesta a punto física y una estricta dieta. Del mismo modo, el entrenador guiaba a los púgiles durante el combate. Para la practica en gimnasio, Platón menciona tres métodos (GARCÍA ROMERO, 1992, p. 323) similares a los seguidos actualmente. Estos eran el punch-ball, probablemente hecho con vejigas animales y revestido en cuero, la «lucha en la sombra» o  skiamakhía y el combate con sparrings. Los sparrings eran conocidos popularmente como andríates (estatuas).

También era habitual el uso de sacos de tela o piel rellenos (kórykoi) con arena, harina o higos secos, en los que los deportistas practicaban sus golpes y trataban de fortalecer sus manos para aguantar los combates. Estos llegaban incluso a golpear el saco con la cabeza para tratar de endurecerla, algo realmente poco práctico.

Como indican algunas tempranas representaciones minoicas, es probable que los púgiles usaran en principio una especie de casco que cubría parte de la cabeza y el rostro (GARCÍA ROMERO, 1992, p. 328). También vestían en ocasiones una especie de cinturón ceñido a la altura de los riñones. Durante los entrenamientos se utilizaban elementos para evitar lesiones como «cubreorejas» (amphotides) y guantes más blandos que los de competición (sphaîrai).

¿Cómo eran los combates?

En sus inicios es posible que los combates se realizaran «a puño desnudo». No obstante, testimonios literarios y representaciones pictóricas del siglo V a. C., muestran las protecciones que los boxeadores llevaban en torno a las manos y a las muñecas, llegando a cubrir casi la totalidad del antebrazo. Estas, estaban constituidas por tiras de piel de buey (hymantes), que se ataban dejando libre el dedo pulgar y uniendo los cuatro restantes. Probablemente fueran utilizadas para proteger las manos de los atletas.

Durante el periodo helenístico y romano, los guantes de los púgiles sufrieron una notable modificación. Así pues, la novedad era que al vendaje se le añadía un gran anillo de cuero en los nudillos formado por tiras superpuestas y muy apretadas. Los romanos lo denominaron caestus y le añadieron masas metálicas para hacer más contundentes los golpes. Cabe destacar que los griegos no utilizaron este tipo de protecciones, siendo algo característico de la tradición etrusco-romana.

Las tiras de cuero estaban rematadas en los antebrazos con dos gruesas pulseras de lana que podían servir para que el púgil se secara el sudor o para una mayor protección frente a los golpes del rival.

Al mismo tiempo, los púgiles combatían desnudos y solo se podía obtener la victoria dejando fuera de combate al rival o mediante la rendición de este (muchas veces producida por el cansancio), que tenía que señalarla levantando el brazo con el dedo índice extendido. Durante el enfrentamiento había un mediador que hacía de arbitro y juez, quien proclamaba a su vez al vencedor en el caso de que el combate llegara a unos limites extremos. No obstante, no había un sistema de puntos parecido al actual.

Al contrario que en el boxeo contemporáneo, los atletas no tenían separación de categorías por peso, sino por edades (SALVADOR, 2009, p. 74). Por lo tanto, distinguimos entre boxeo juvenil y una categoría general que abarca a todos los demás combatientes. Tampoco había asaltos pero los boxeadores sí que se tomaban en ocasiones breves descansos durante el combate para recuperar el aliento.

Este hecho, hacia que, a priori, los púgiles de mayor tamaño y fuerza contaran con una notable ventaja. Sin embargo, los griegos le daban una gran importancia a la técnica y el estilo, habiendo boxeadores con un cuidado estilo en el movimiento de piernas y juego de cintura, que fintaban,  otros más defensivos y los que destacaban por su estilo ortodoxo.

Los combates se celebraban al aire libre y el hecho de la existencia de algo parecido a un ring es algo todavía discutido por los expertos. Lo que sí está claro es que se desarrollaban en una plataforma delimitada para evitar posiblemente que los púgiles adoptaran tácticas en exceso defensivas. Fuera de los limites de la misma se situaban los espectadores que acudían al combate.

Un movimiento permitido en la actualidad, los clinches, que consiste en agarrar al rival, en el boxeo griego estaba terminantemente prohibido. El boxeador dirigía los golpes al rostro y torso de su oponente, siendo también ilegales los golpes con las piernas (que estaban permitidos en el Pancracio).

Pese a que los combates eran bastante sangrientos y solían romperse mandíbulas, dientes, nariz, pómulos e incluso arrancarse orejas, solo hay hasta ahora 4 muertes en combate documentadas (tres en el siglo V a. C. y una en el siglo II).

Los combates se designaban, al igual que en la lucha, mediante sorteo y se achaca la autoría de las reglas vigentes en Olimpia a Onomasto de Esmirna (vencedor de la prueba de boxeo en la Olimpiada XXIII) y las técnicas boxísticas a Pitágoras de Samos (vencedor en el 588 a. C.).

Hubo púgiles que alcanzaron una fama legendaria, cómo Teógenes de Tasos, de quien se dice que alcanzó la victoria en los Juegos Píticos «sin tocar el polvo». Igualmente, se alude a que este boxeador ganó combates sin lanzar un solo puñetazo, ya que los otros atletas no se presentaban a los combates en los que se les emparejaba con él debido a que le temían por su reputación.

En el mundo romano el boxeo no gozó de la popularidad que tenía en el mundo helénico. Sin embargo, tenía cierta expectación pese a ser un deporte minoritario.

Mosaico de boxeadores romanos. Túnez, Museo del Bardo.

Otros deportes de contacto

  • Lucha (palé): era practicada en la palestra y sus atletas también se sometían a estrictos entrenamientos. También carecía de asaltos y de distinción por peso. Tenía distintas modalidades pero básicamente consistía en hacer caer a tu rival de espaldas al suelo o en someterle con llaves para lograr su rendición. Los luchadores solían untar aceite en sus cuerpos para dificultar el agarre del rival.
  • Lucha en píe (orthopále): el luchador conseguía la victoria si lograba que su rival cayera tres veces, tocando con los hombros el suelo. Igualmente uno de ellos podía rendirse hincando su rodilla en el suelo. Después de cada caída, ambos luchadores volvían a sus posiciones iniciales para continuar el combate.
  • Lucha en el suelo (alíndeis): era una de las disciplinas mas populares en los juegos griegos. De práctica similar a la lucha actual, el combate comenzaba de pie y acababa en el suelo. La victoria se conseguía a través de inmovilizaciones y llaves para conseguir la rendición del rival.
  • Pancracio (pankrátion): se podría considerar como «las MMA del mundo griego». Era básicamente una mezcla de pugilato y lucha en la que se introdujeron reglas como combatir sin protecciones en las manos al igual que se prohibió morder o cegar. El atleta se proclamaba vencedor dejando fuera de combate a su rival o consiguiendo su sumisión. Gozó de cierta popularidad en época romana.
Lucha en el suelo (alíndesis). Florencia, Galería Uffizi. Siglo II a. C.

Bibliografía

Durantez, C. (1977). Las olimpiadas griegas. España. Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, Comité Olímpico Español.

García Romero, F. (1992). Los Juegos Olímpicos y el deporte en la Antigua Grecia. Sabadell. Editorial Ausa.

Salvador, J. L. (2009). El deporte en occidente: Grecia, Roma y Bizancio. Madrid. Ediciones Cátedra.

VVAA (2008). Deporte y olimpismo en el mundo antiguo y moderno. Granada. Editorial Universidad de Granada.

IMAGEN PORTADA edición de Redacción Hamartia – Foto de Carole Raddato – FRANKFURT, Alemania, CC BY-SA 2.0


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