Sobre el escritorio de los más importantes dirigentes de la Argentina, los análisis de opinión pública y las encuestas son muy claras. El ajuste de milei va más rápido que su desgaste.

Escribe: Julián Saud

Sobre el escritorio de los más importantes dirigentes de la Argentina, los análisis de opinión pública y las encuestas son muy claras: el ajuste de milei va más rápido que su desgaste.

Sin endiosar estos instrumentos de análisis, corroboran la foto del momento actual. La caída de los ingresos de sectores bajos y medios se produce a mayor velocidad que el desgaste de la imagen presidencial.

Quizás por eso algún periodista con acceso a Cristina Kirchner dijo muy suelto de cuerpo que Milei era bien visto por ella. Una interpretación lineal que confundió una valoracion del uso del conflicto como ordenador de la politica, con las bendiciones que podría traer este tipo de políticas. Es un momento muy delicado y estos detalles pueden hacer estremecer a cualquiera. Cristina no tardó en sacar su propia palabra publicada en un extenso documento, que para los tiempos que corren no parece acertado para el debate político en los términos que se están dando en la actualidad. Sin embargo sirvió para poner sobre la mesa, independientemente de si lo leyeron o no, los límites concretos del proyecto anarcocapitalista y los riesgos que tendría no frenar estas reformas sin una unidad que exceda los términos clásicos de la tan mentada grieta.

Tic Tac, efímero

En una decision que no puede ser subestimada, el equipo que asesora al presidente parte de una hipótesis interesante. Con la experiencia de otros gobiernos anti populares como el De la Rúa, que no termino en tiempo y forma; o el de Macri, que terminó el mandato pero luego del intento de la reforma jubilatoria su respaldo social cayó ininterrumpidamente hasta el final del mandato. Prueba de ello es que a pesar de sus más profundos deseos de tener su segundo tiempo no le alcanzó la nafta ni siquiera para ser candidato. Con estos antecedentes Milei tiene que ensayar otro camino. En vez de esperar dos años a llegar a una situación límite donde la imagen de Milei este debilitada, sería mejor adelantar el conflicto al presente donde todavía conserva la fuerza de haber sido ganador en la contienda electoral de un par de meses atrás.

Javier Milei va próximo a cumplir los famosos primeros cien días, y como un león hambriento se los devoró dejándolo con el oxígeno justo para llegar a la superficie de una inundación que el mismo provocó.

Su estrategia de dispersión del discurso es efectiva. Habló de Lali Espósito para no hablar de Cristina, de Gramsci para no hablar de Lali, del gobernador Torres para no hablar de Gramsci, y así hasta el infinito, impidiendo que se puede establecer un debate lógico y estructurado. Quizás allí resida esta característica de locura que le imprime la nueva gestión.

Lo que no pueden evitar es que a pesar de sus deseos de confusión la realidad se imponga desprovista incluso de posicionamientos ideológicos. Dos datos son suficientes para contemplar el escenario que se avecina.

Según el informe de la UCA con Milei, la pobreza aumentó más en la clase media y media-baja que entre quienes reciben planes sociales.

Entre titulares de planes, la pobreza creció en enero «solo» 3,7 puntos. Mientras que en los que no reciben planes, la pobreza creció en enero 9,2 puntos.

El segundo dato esta vinculado al corazón del ajuste. Por segundo mes consecutivo hubo una caída en la recaudación vía impuestos que hace tambalear los resultados del ajuste propuesto.

La merma de recursos se ubicaría en torno del 11% interanual real, descontada la inflación, y se debe al mal desempeño del Impuesto a las Ganancias y el IVA que son los dos pilares del sistema. Sumado a la caída del 3,5 en enero va mostrando un desplome en los ingresos.

De consolidarse esta tendencia sería un golpe fortísimo a las cuentas fiscales que desvelan al presidente y su superministro Caputo. El ajuste sobre los egresos es en vano si disminuyen los ingresos. El ciclo de decadencia que derrumbó más tarde o más temprano a otros gobiernos del mismo signo. Ajuste recesión, caída de recaudación. Nuevo ajuste, más recesión y nueva caída de la recaudación hasta que la cosa no de más.

El propio Milei se auto impuso el objetivo de bajar la inflación para mitad de año. Tic Tac. ¿Lo logrará? Y si llegara a presentar una tendencia a la baja, ¿sería suficiente para una sociedad que no puede consumir en los niveles de precios actuales ?

El tiempo corre para un Milei que se impuso un nuevo escenario para el 25 de mayo junto a los gobernadores. Según lo que dijo en la apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso, su convocatoria es la misma que ya había planteado y por la cual no hubo acuerdo ni siquiera con los sectores «dialoguistas». Parece muy lejos el 25 de mayo para los bolsillos flacos de la sociedad.


Descubre más desde hamartia

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario