A 40 AÑOS DEL INICIO DEL JUICIO QUE CAMBIÓ LA HISTORIA

El 22 de abril de 1985 comenzó el Juicio más importante de la historia argentina, que constituyó, además, la piedra basal de la nueva democracia recuperada.
Escribe: Gustavo López
El 22 de abril de 1985 comenzó el Juicio más importante de la historia argentina, que constituyó, además, la piedra basal de la nueva democracia recuperada.
Por primera vez en la historia del siglo 20, un gobierno democrático surgido de la voluntad popular juzgaba a través de los tribunales ordinarios y con todas las garantías constitucionales a quienes habían cometido crímenes aberrantes utilizando toda la maquinaria del Estado para concretarlos.
El único antecedente lo constituía el Juicio de Nuremberg, en el que los ejércitos vencedores de la II Guerra Mundial juzgaban a través de un Tribunal Militar a los máximos responsables de los crímenes del nazismo. Se trataba de un tribunal especial (militar) y de ejércitos vencedores sobre un régimen derrotado en la guerra. En Argentina, era la democracia recuperada quien juzgaba crímenes de Lesa Humanidad, a través de la justicia común.
En 1983 el Pueblo argentino debía decidir no sólo a que presidente votar, sino si se juzgaban o no los crímenes cometidos y la decisión por ampla mayoría fue votar a Raúl Alfonsín, quien en la campaña electoral sostenía que se debían juzgar a los máximos responsables de la tragedia argentina. Es decir que hubo una decisión de la mayoría del pueblo de valorar la memoria y la justicia en la búsqueda de la verdad.
Alfonsín tomó cuatro decisiones claves en la primera semana de gobierno. A través del decreto 158/83, el 13 de diciembre ordenó al Fiscal general iniciar acciones penales contra los integrantes de las tres primeras juntas militares. Paralelamente envió al Congreso dos proyectos de Ley: el primero para derogar la llamada ley de autoamnistía o ley de pacificación nacional, que los militares habían decretado para perdonarse jurídicamente los crímenes. El segundo proyecto era para modificar el código de justicia militar para que la Justicia penal ordinaria fuera el tribunal de apelaciones de la justicia militar. Hasta ese momento, los militares estaban por fuera del sistema judicial, se juzgaban exclusivamente entre ellos mismos. Por último, el 15/12 sancionó el decreto de creación de la Conadep, Comisión Nacional sobre desaparición de personas, que en sólo en 9 meses registró miles de testimonios, de desapariciones, y fundamentalmente estableció que la represión se trató de un plan sistemático, planificado, en el que no hubo ni errores ni excesos y que no se trató de una guerra entre dos bandos sino la aplicación de un método terrorista utilizando el aparato estatal, es decir terrorismo de estado.
Con todos esos elementos y con cientos de miles de personas acompañando el inicio del juicio, un día como hoy pero hace 40 años, se sentaban las bases de una nueva democracia basada en el NUNCA MAS.
Es cierto que la historia la escriben los pueblos, pero se necesitan hombres y mujeres dispuestos a dar todo, incluso arriesgando su propia vida, para llevar adelante procesos históricos. Tanto los organismos de DDHH, como el presidente Alfonsín, los miembros de la CONADEP, los fiscales y los jueces, ignorando amenazas, supieron interpretar a un pueblo en un momento histórico, sentando las bases de nuestra democracia y siendo ejemplo en el mundo del respeto por los derechos humanos.
Hoy estamos viviendo momentos difíciles, en los que el gobierno nacional intenta negar la historia, desconocer cientos de fallos unánimes y pretende volver a justificar el accionar de los criminales. El pueblo no sólo dijo Nunca Más, sino que gritó DEMOCRACIA PARA SIEMPRE
(*) Presidente de Forja
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