Una reseña de la novela de Claire Vaye Watkins, “Te amo pero elegí la oscuridad”.

Escribe: Mariana Collante

No imagines solo una inmensidad de arena, o rocas que los ojos no alcanzan a cubrir. Imagina, si es posible, los desiertos existenciales que ponen de manifiesto nuestra siempre débil condición humana.

El desierto es una metáfora, y un escenario. Es el paisaje interior y exterior.

“Te amo pero elegí la oscuridad” es la segunda novela de la escritora norteamericana Claire Vaye Watkins. Es un texto que explora la propia biografía de la autora nacida en California en 1984 y criada en la zona del desierto del Mojave.

La protagonista es una profesora universitaria llamada Claire que deja a su hija de un año de edad y a su marido para iniciar un viaje por los lugares donde creció. Recorre parte del oeste norteamericano recuperando los placeres del cuerpo: experimenta con drogas, bebe por demás. Visita a sus amigos de la universidad, conversa hasta la madrugada con ellos, disfruta de relaciones sexuales ocasionales y escribe.

La fuga, en medio de una depresión postparto, busca pensar/sentir su identidad individual, su propia historia familiar y generacional en Estados Unidos.

Por supuesto que es consciente del costo. El sentido común la califica como ‘mala madre’ y ese concepto es inapelable para las mujeres que niegan su rol.

La discusión sobre la maternidad y la paternidad recién se iniciaba en el siglo XXI, cuando el discurso conservador irrumpió, ganó espacio y los debates se suspendieron. Por ahora, solo queda resistir a la quita de derechos y a la condena de quienes adhieren a los conceptos tradicionales.

Pero la literatura puede saltearse estas pobres etapas de la historia y plantear, con toda contundencia, experiencias que incomoda leer. Ahí está su potencia.

En los primeros capítulos del libro, Claire cuenta una parte de la vida de Paul Watkins, su padre. De muy joven fue integrante de la secta ‘La Familia’ comandada por Charles Manson. A fines de la década del 60’, este grupo, a instancias de su líder, cometió una serie de asesinatos. Había convencido a sus seguidores de que se avecinaba una guerra racial y por eso debían defenderse. Watkins no participó de las muertes y testimonió en el juicio que los condenó. Fue tan fuerte el impacto en la sociedad norteamericana que marcó a generaciones posteriores. Quince años después, Paul se casó y tuvo dos hijas, una de ellas Claire, y se asentó en el desierto californiano, no muy lejos de donde nació y se desarticuló ‘La familia Manson’.

El texto también da cuenta de la madre, una mujer que tenía adicciones, que saltaba entre trabajos mal pagos y que, en algunos periodos, obligaba a sus hijas a cuidarla de los daños que se procuraba.

“Te amo pero elegí la oscuridad” está atravesado por cartas que la madre, de adolescente, le enviaba a su prima. Con la exposición de ese material nos da una idea concreta de la vida cotidiana de las mujeres blancas de clase baja: la relación con lo diferente, las expectativas económicas defraudadas una y otra vez, y un esfuerzo que nunca alcanza para salir de las deudas y del último escalón social.

Hablar del origen familiar es esbozar una idea sobre el devenir de una sociedad y de sus continuidades. Una de ellas se ve con claridad: acá cada uno hace lo que puede y se las arregla para sobrevivir. Otra aparece en un segundo plano y tiene que ver con las políticas depredadoras civilizatorias aplicadas a la tierra y su riqueza.

La protagonista de la novela se sale del devenir emocional porque quiere reconducir el amor propio, el amor por su pareja y su hija a un tipo de relación no impuesta por la sociedad. ¿Eso es posible? ¿Cuál es la forma? Ella comprende eso y con desesperación ensaya, intenta un camino.

“Te amo pero elegí la oscuridad”, libro publicado por la editorial marplatense El Gran Pez deja un campo minado de preguntas sobre lo humano, las condiciones heredadas y la sociedad en la que malvivimos.


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