PROYECTO MARAVILLA DE MUJERES CONTRA LA VIOLENCIA
Prevención de Violencia a Mujeres con discapacidad, trans/no binaries y migrantes
Escribe: Redacción Hamartia
Maravilla de Mujeres contra la Violencia es un proyecto de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos (ACDH) con el Apoyo del Fondo Fiduciario de ONU contra la violencia hacia las mujeres. La iniciativa tiene como Coordinadora a María José Lubertino, quien recibió a Revista Hamartia para hablar sobre el proyecto, su historia y objetivos, el alcance de su trabajo y beneficiarias directas e indirectas.
¿Cuáles son los principales objetivos de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos (ACDH)?
Trabajamos sobre todo por los derechos económicos, sociales y culturales, por la justicia social, por la justicia de género y por la justicia ambiental. Somos una asociación ecologista y feminista, con una mirada interseccional. Los programas que tenemos hoy tiene que ver con toda la gama de derechos sexuales y reproductivos, la prevención de la violencia de género, la paridad entre varones y mujeres. Todos temas que tienen que ver con género, diversidad sexual, con discriminación a personas con discapacidad, a adultos y adultas mayores, a jóvenes, a niños, niñas. Contra la xenofobia, el racismo y en defensa de los derechos de los Pueblos Originarios. El otro punto fuerte es todo lo que tiene ver con los derechos a un ambiente sano, y en este sentido trabajamos con la Red de Defensoras del Ambiente del Buen Vivir, creamos esa red que funciona en todo el país. En marzo entregamos como todos los años los Premios Berta Cáceres, y trabajamos por la soberanía alimentaria, por una trancisión justa, contra el extractivismos en todas sus formas, contra los agrotóxicos, contra la minería con cianuros, contra el fracking, y a favor del consumo sustentable. Hacemos seguimiento de las cumbres de Cambio Climático, de Biodiversidad, Contra la Desertificación. Estamos llevando adelante una investigación por desplazamientos forzados por temas ambientales, los migrantes climáticos, que son todos intrafronteras. Y después trabajamos muchos los temas urbanos, este año trabajamos fuertemente para que no saliera esta reforma del Código Urbanístico de la Ciudad, y en la protección del patrimonio.
¿Qué antecedentes de trabajo con grupos vulnerados llevaron a que ONU Mujeres seleccionara a la ACDH para este proyecto?
El fondo fiduciario de Naciones Unidas para eliminar la Violencia contra las Mujeres nos elige entre miles de proyectos presentados sobre todo por los antecedentes. Veníamos trabajando desde la década del 2000, pero también porque la mayoría de quienes integramos la ACDH venimos de trabajar en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia, y el Racismo. Y nuestro trabajo en el INADI de tantos años nos demostró que la lucha contra la violencia contra los grupos más vulnerados y la lucha contra su discriminación es más exitosa cuando se da de manera articulada entre diferentes grupos. Cuando los grupos trabajan solos su problemática se vuelven guetos y pierden la potencia de ver y aprender sobre la situación de otros. Muchas veces personas que son discriminadas o sufren violencia por pertenecer a un grupo, reproducen las prácticas sexistas, machistas, xenófobas, contra otros vulnerados. El abordaje interseccional creo que es la riqueza de nuestro equipo y uno de los motivos por los cuales fuímos elegidos. Sobre todo por que planteábamos una propuesta innovadora de empoderamiento de la mujeres con discapacidad, trans y no binaries, y migrantes en un trabajo articulado entre varias.
¿Qué importancia tiene para la Asociación haber recibido este reconocimiento por parte de ONU Mujeres?
Es muy importante no solo por el financiamiento que es tan difícil de conseguir para este tipo de proyectos. En el momento en el que lo logramos había Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidades y posibilidades de acompañar con otras medidas. El Estado está desmantelado y con un gobienro con un discurso antimigrantes, anti lgbt, antifeminista, entonces todavía cobra más importancia poder llevar adelante este proyecto con un apoyo tan importante como es el de Naciones Unidas. Y además es una caricia al alma que nos consideren desde un espacio de tanta competitividad, donde hay cientos de miles de proyectos en el mundo, y ser uno de los elegidos.
¿Qué motivó la creación de este proyecto y cómo se eligió su nombre?
Fue una iniciativa de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos, y trabajamos generando la propuesta juto con AMUMRA, que es la Asociación de Mujeres Unidas, Migrantes y Refugiadas de la Argentina, con ATTTA que es la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de la Argentina, y con ALAPA que es la Asociación de Pacientes de Polio y Postpolio de la Argentina. Fui presidenta del INADI del año 2006 al 2010, y abrimos ahí un espacio de participación ciudadana, de foros de sociedad civil , y todas las organizaciones con las que hoy compartimos este proyecto trabajamos muchísimo desde allí articulando las demandas y las necesidades de la sociedad civil puesta en acto en el Estado. Cuando nos fuímos del INADI seguimos trbajando juntas y ahora con más razón por el desmantelamiento del Estado: El nombre surgió por esta idea de cómo empoderar a las personas de esotos grupos y cómo valorizar que somos mujeres poderosas y hacerles ver a estas mujeres los poderes que tienen. ¿Viste que decían «personas con necesidades especiales»? La idea es decir que somos todas maravillosas, no especiales. Y jugar con la idea de que somos superheroínas. Por eso el logo también da cuenta de esta interseccionalidad y nos pone en la lucha contra la discriminación y la violencia: somos supermujeres por ser quienes somos.
¿Qué desafíos específicos enfrentan los grupos seleccionados (mujeres cis, trans, no binarias, migrantes y con discapacidad) en cuanto a violencia y vulnerabilidad?
Los desafíos específicamente son la discriminación y la violencia exacerbada y la falta de recursos para el acceso a la Justicia en un sentido amplio, de acceso a los derechos en general. Nosotras hicimos una investigación: si una de cada cuatro mujeres genéricamente es víctima de violencia, lo que detectamos es que en el caso de estos colectivos es mucho más grave la situación. En el caso de mujeres trans, nueve de cada diez han sido víctimas de violencia. En el caso de las mujeres con discapacidad ocho de cada diez han sido o son víctimas de viloencia. Y en el caso de las migrantes, seis de cada diez has sido víctimas de violencia. La particularidad por la cual son discriminadas las pone en una situación de mayor vulnerabilidad para ser víctimas de violencia y también en el acceso a la Jusitica. Por eso particularmente estamos trabajando en protocolos para el acceso a la Justicia junto con la Red de Mujeres para la Justicia y Liderar Mujer. También trabajamos una línea específica para abrir un espacio de diálogo entre funcionarios del Poder Judicial, de la Administración Pública local, provincial que atienden a mujeres en situación de violencia. Abrimos un canal con ellos y ellas para tener un protocolo específico para que sepan como tratar y recibir las denuncias de las mujeres de estos colectivos. El empoderamiento jurídico gratuito, comunitario, el trabajo colectivo, la interseccionalidad y el intercambio entre esos grupos las enriquece y nos enriquece a todes. Esto se hizo con capacitaciones para todos estos colectivos pero también a referentas feministas y funcionarios para que sepan cómo trabajar con ellas.
¿Cómo se integran los enfoques feminista, interseccional y de educación popular en las capacitaciones?
Se integran porque hemos trabajado equipos que venimos de una amplia trayectoria feminista, de trabajos interseccional, que trabajamos en la pedagogía popular, acostumbradas a trabajar con grupos de base. Trabajamos de manera federal con estos abordajes; el feminismo ya tiene una larga trayectoria desde abajo hacia arriba. Nuestro feminismo no es académico, sino que combina los conocimientos de lo académico con la construcción del movimiento feminista popular que en la Argentina y América Latino tiene riqueza propia, que incorpora los aprendizajes desde otras teorías y miradas que nos ayudan a construir esta interseccionalidad, no se limita solo al movimiento de mujeres sino también a los colectivos lgbtq+.
El proyecto tiene un alcance nacional, ¿cómo garantizarán que las capacitaciones lleguen a comunidades alejadas o de difícil acceso?
El proyecto tenía por objeto llegar a 950 mujeres como beneficiarias directas, a 9500 como secundarias y a 250 mil como indirectas, pero en dos años y medio sin aun haber terminado el proyecto superamos completamente esa cifra: hemos llegado a más de 1600 mujeres como beneficiarias directas y a más de 16 mil como secundarias. En beneficiarios indirectos a través de nuestros programas de radio, televisión y redes sociales en dos años y medio llegamos a 3 millones 750 mil seguidores, personas que han leído o han tenido contacto con el proyecto de una manera indirecta. El logro tiene que ver con el empoderamiento de estas 1600 mujeres que no solamente quedan con una formación jurìdica básica sobre sus derechos sino que también pueden a dónde recurrir o cómo presentar una denuncia, a pesar de que hoy el Estado se ha replegado y no existe más el Ministerio de las Mujeres y muchos de los servicios están desmantelados, quedan los recursos municipales, provinciales y los espacios que tiene que ver con las defensorías del Pueblo, las defensorías que funcionan dentro del Poder Judicial, o la denuncia policial donde hay Comisarías de la Mujer. Tratamos de darles toda la información y que queden en red con las organizaciones que las pueden ayudar. Ahora el objetivo central de estos seis meses que nos quedan es que en febrero vamos a tener una capacitación para mujeres trans y no binaries, y hacemos un seminario de cierre en abril, en la Facultad de Derechos de la UBA, donde vamos a estar trabajando la propuesta final de protocolos de atención a las víctimas de violencia cuando son mujeres migrantes, con discapacidad, o trans y no binaries.
¿Cuál será el impacto esperado para las 950 personas capacitadas, tanto a nivel individual como en sus comunidades?
Trabajamos particularmente en capacitaciones que se dan en línea, pero que tienen tutoras en los territorios. Y por otro lado la manera de garantizar el acceso es una reunión colectiva de los grupos en los territorios, de manera tal que las compañeras pueden o acceder desde su casa a la capacitación si tienen internet, o verla en el momento que ellas quieran. Pero también existe la opción de que se reúnan colectivamente en algún espacio que tiene acceso a internet y todas ven juntas la capacitación y trabajan con las tutoras en el territorio los ejercicios. Un intercambio presencial para las que quieran y puedan tener eso. La idea es que puedan estar desde todas las provincias y que tengan un apoyo en el territorio. Las organizaciones con las que estamos trabajando tienen delegaciones o espacios territoriales, como es el caso de ATTTA, o la Seretaría de Discapacidad de la CTA. En el caso de AMUMRA las mujeres están concentradas en grandes centros urbanos donde tiene referentes que pueden acompañar el proyecto.
¿Qué herramientas específicas se ofrecerán para que estas personas puedan prevenir la violencia y asistir a otras mujeres?
Se dan durante el curso, con todo el abordaje psicológico, el acompañamiento a quienes estás pasando por situaciones de violencia y a quienes quieran a su vez acompañar a estas personas, y quienes ya hayan pasado y puedan aprovechar esas experiencias. Ese es el trabajo que se hace con las demandas y miradas específicas de cada colectivo, que muchas veces cruzan otros temas. Acceso a la Salud, a la Vivienda, a un trabajo digno, los componentes que tiene que ver con la discriminación. No se atiende solo la violencia de género sino que se da una mirada integral sobre muchos otros aspectos que pueden garantizar la autonomía de las personas que pasen por esa situación para poder salir de ella. Y también poder reconocer la situación de violencia para poder prevenirla. Ahora lo que estamos trabajando como propuesta final es la redacción y elaboración de los protocolos para poder llegar a las distintas Cortes provinciales para que los tengan en cuenta. Hay una oficina de violencia contra las mujeres que solo atiende en CABA, pero después hubo un empuje para crear una en cada provincia. Vamos a acercarle a esas oficinas en todo el país nuestro proyecto de protocolo.
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