LA CENSURA DE LA INFORMACIÓN PÚBLICA: UN ATAQUE A LA LIBERTAD DE PRENSA
Una nueva medida de Milei contra la libertad de expresión y el acceso a la información.
Escribe: Redacción Hamartia
En un preocupante movimiento que refuerza su guerra contra el periodismo, Javier Milei ha restringido drásticamente el acceso a la información pública. En sus primeros nueve meses al frente del país, el dirigente ultraderechista ha evitado cualquier confrontación directa con la prensa, negándose a realizar ruedas de prensa y atacando a los periodistas, acusándolos de mentir y usar la información con fines extorsivos. Ahora, mediante un decreto presidencial, Milei ha dado un paso más allá, impidiendo que se acceda a datos que su gobierno considere de índole privada.
El decreto, publicado el lunes, amplía de manera discrecional las excepciones que permiten al Estado negar información solicitada por los ciudadanos, justificándolo bajo el manto de la privacidad. De esta manera, se oculta información que debería estar al alcance del escrutinio público, como el costo de la construcción de caniles para los supuestos perros del presidente en la residencia oficial, y cualquier otro dato que el gobierno decida que no reviste un «interés público».
Organizaciones de la sociedad civil y asociaciones periodísticas han levantado la voz contra esta medida, advirtiendo que representa un retroceso significativo en materia de transparencia y acceso a la información. Al permitir que los funcionarios públicos definan qué información es de interés público, se debilitan los estándares internacionales de derechos humanos y se socava la lucha contra la corrupción. La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) ha calificado esta normativa como potencialmente inconstitucional, alertando que la ampliación del secreto más allá de lo necesario imposibilita hacer efectiva la responsabilidad pública de las autoridades.
Este nuevo decreto refleja la postura hostil de Milei hacia los medios de comunicación, a quienes ha calificado de «mentirosos», «corruptos» y «extorsionadores». Para Milei, los periodistas forman parte de esa «casta» que prometió combatir, y su desprecio hacia ellos es evidente. En sus raras apariciones públicas, ha dejado claro que su intención es limitar el papel de la prensa en la sociedad, insinuando incluso que los periodistas deberían someterse al escarnio público para poder hacer preguntas en una rueda de prensa.
La restricción del acceso a la información pública, junto con la desfinanciación de medios estatales y la eliminación de la publicidad oficial, revela un intento claro de silenciar a la prensa y controlar el flujo de información. Este ataque a la libertad de prensa no solo representa un peligro para la democracia argentina, sino que también erosiona la confianza pública en las instituciones y en el papel fundamental del periodismo como vigilante del poder.
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