GO! GO! LOSER RANGER!: UNA ODA A LA NOSTALGIA

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Escribe: Juan Pablo Godoy Jiménez

Hay cosas que te retornan a la infancia, puede ser un olor, un color, una frase, una canción o un show. “Go! Go! Loser Ranger!” logra ese exacto sentimiento, pero juega con la nostalgia del que lo ve. Cuando uno empieza a ver la serie se encuentra con varios elementos que lo remontan a un tiempo de simpleza y diversión, poses ridículas, colores brillantes, explosiones, efectos baratos y el clásico villano de la semana. Viendo esto, lo primero que se te viene a la cabeza es: “¡Que gracioso! Asi eran los Power Rangers”. Pero otras cosas se empiezan a notar. Los villanos tienen algo que te confunde, más que intimidarte o resultar cómicamente trágicos. ¿Parecen tener miedo? Susurran con cierto pánico a ser descubiertos. También los Dragon Keepers tienen algo raro, todo lo que dicen y hacen no se siente genuino… Pero, capaz te equivocás, capaz estás pensando de más en detalles absurdos. Después de todo, ellos son los héroes de la justica que defienden al mundo de los temibles villanos que vienen a invadir la tierra cada domingo, ellos no pueden ser malos… ¿no?

Planteando esa duda en la mente del espectador es como “Go! Go! Loser Ranger!” te atrapa en su red, ya que esta idea puede que siempre haya estado dentro tuyo. Quizás fantaseaste brevemente con la idea de unos Power Rangers “malvados”, pero tan rápido como se te ocurrió, decidiste olvidarla, ya que era imposible que esos héroes tan pintorescos tengan una mínima pizca de maldad en su ser. Ahí es donde el maestro Negi Haruba, el creador de la serie, entra en acción y te provee de un show que te rasca donde te habías olvidado que te picaba, jugando con esa idea fantasiosa de una manera cruda, realista (dentro de lo posible en lo que respecta a una serie sobre gente en trajes ajustados de colores) y llena de una acción divertida e intrigante. Aprovechando el medio de la animación para poder realizar todas las hazañas que en una serie live action serian imposibles o quedarían fuera de lugar.

En relación al tema de la crudeza de la serie, no dudan en hacer las peleas lo sangrientas que haga falta. No a un punto que resulte ser grotesco y morboso, pero saben jugar bien con cómo hacer que sientas cada golpe, cada corte y cada impacto que recibe nuestro protagonista. Un protagonista que es muy interesante en sí mismo, ya que no nos encontramos con uno de esos icónicos villanos que se convertían en gigantes y hacían que nuestros héroes estén contra las cuerdas o el villano final a vencer que está detrás de todo como Rita Repulsa. Nuestro protagonista es un simple soldado raso, lo más bajo de lo bajo, y él más de débil de los débiles. Su única característica especial es su inmortalidad y la capacidad de regenerarse cada vez que recibe daño, pero esto ni siquiera es algo que solo él puede hacer, todos los soldados rasos lo pueden hacer. Este es el secreto por el cual los Dragon Kepeers se aprovechan, tienen un enemigo inmortal al que pueden matar todas las veces que quieran y así quedar siempre como los héroes del mundo.

Pero él está harto, harto de hacer el mismo acting cada domingo, de dejarse derrotar, de ser destruido y despedazo por estos “justicieros”. Un día se cansa de ser el don nadie que tiene que ser humillado una y otra vez, ¿desde cuándo ganar te convierte en el “bueno” y perder en el “malo”? Con su hartazgo y determinación, nuestro “villano” se propone un objetivo que puede resultar inalcanzable, el matar a todos los Dragon Kepeers y destruir esa organización corrupta y retorcida.

“Go! Go! Loser Ranger!” nos hace plantearnos preguntas que no esperábamos de un show como este. ¿Cuál es la verdadera justicia? ¿Quién dice que es lo bueno y que es lo malo? ¿Qué es lo correcto o lo incorrecto? ¿Por qué la historia siempre la tienen que escribir los vencedores? Bueno, es hora de ver que puede hacer un “villano” vencido contra la justicia de unos pocos.


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