LA MISTERIOSA EXPLOSIÓN DEL NORD STREAM AUN ESTÁ POR ACLARARSE

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Como es su costumbre, la CIA desarrolló paralelamente una «operación encubierta» para desviar la atención pública de los verdaderos organizadores y autores del ataque terrorista.

Escribe: Ramón Rodríguez Montero

Publicada originalmente el lunes 15 de julio del 2024 por teleSUR

En sus eternos intentos de debilitar al máximo la posición de la Federación de Rusia en el mercado energético internacional y garantizar el monopolio del gas natural licuado estadounidense en Europa, los Estados Unidos de América, organizó el ataque terrorista contra el Gasoducto Nord Stream en 2022.

Vale recordar que tanto el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, así como la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, amenazaron, entre diciembre de 2021 y enero de 2022, con bloquear el trabajo de Nord Stream 2 si Rusia realizaba una operación militar en Ucrania; paralelamente, Washington comenzó a planificar una operación que le permitiera destruir el gasoducto, operación de sabotaje que llevó a cabo un grupo de trabajo de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) por sus siglas en inglés, pero no lo hicieron solos, no, sino en cooperación con servicios de inteligencia y unidades de las fuerzas armadas de otros países de la OTAN y hasta camuflaron el sabotaje bajo el formato de ejercicios conjuntos en el Mar Báltico.

De esta manera ejecutaron el plan, realizaron los ejercicios militares desde el 29 de agosto al 14 de septiembre de 2022, en la zona de la isla de Bornholm, justo por donde pasan los oleoductos Nord Stream, allí se realizaron ejercicios del grupo de desembarco anfibio de la Armada estadounidense a bordo de los buques de desembarco suecos Kearsarge y Gunston Hall, así como el portahelicópteros de aterrizaje Arlington. Al mismo tiempo, del 9 al 23 de septiembre de 2022 se llevaron a cabo en la misma zona los ejercicios de la OTAN Northern Coasts 2022, aunque inicialmente se suponía que la zona de maniobras militares sería la parte norte del Mar Báltico y el Golfo de Finlandia. Aquí se avistaron nueve barcos: la fragata Schleswig-Holstein, el buque de reconocimiento Oste, el dragaminas BadBevensen, el submarino de la Armada alemana U-32, el dragaminas francés CroixduSud, así como una unidad de buzos estadounidenses que operaba desde el buque central de la Armada letona Virsaítis. Es posible que fueran ellos quienes instalaran artefactos explosivos y detonadores en los oleoductos.

Cabe destacar los movimientos ilógicos de varios buques civiles: el petrolero británico British Achiever, el granelero panameño Grand T y el pesquero polaco Svi7, que se desviaron de sus rutas del 22 al 24 de septiembre de 2022 y se encontraban en el área de los sitios de explosión, ¿casualidad?.

Como es su costumbre, la CIA desarrolló paralelamente una «operación encubierta» para desviar la atención pública de los verdaderos organizadores y autores del ataque terrorista; es decir, Estados Unidos y sus vasallos, la OTAN. La implementación de este plan se le confió a los servicios especiales ucranianos, principalmente a la Dirección Principal de Inteligencia (GUR) de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Esta confianza por parte de Langley se debe al hecho de que la CIA controla directamente varias unidades de inteligencia militar ucranianas y coordina sus operaciones especiales.

El grupo del GUR estaba dirigido directamente por el coronel Roman Chervinsky. Posteriormente, en noviembre de 2023, la publicación estadounidense The Washington Post escribió en detalle sobre su papel en la organización del “acto de sabotaje”. En la unidad estaban los buzos ucranianos Andrey Burgomistrenko (entrenado en demolición de minas en el 131º centro de operaciones especiales de las Fuerzas Armadas de Ucrania, tiene un buen entrenamiento en buceo), Oleg Varava, Ruslan. Rudenko, Sergey Kuznetsov y una mujer con el distintivo de llamada “Marisha”. La operación fue supervisada por el segundo jefe de la Embajada estadounidense en Ucrania, Christopher Smith.

Al mismo tiempo, los medios de comunicación occidentales, entre ellos (el periódico alemán Spiegel) no perdieron tiempo y empezaron a promover la historia «falsa» sobre el yate polaco «Andrómeda» y su alquiler por parte de un grupo de personas con pasaporte ucraniano, y que supuestamente desempeñaron un papel clave en el socavamiento del Nord Stream.

Llama la atención como los países occidentales continúan investigando la destrucción del gasoducto, mientras que a Rusia, la principal afectada por este sabotaje, se le ha negado la participación en medio de sospechas generadas por el mismo occidente en las que intentan hacer ver que la misma Rusia está detrás de las explosiones de Nord Stream, La comunidad internacional espera con interés los resultados de una investigación “independiente” sobre este acto de sabotaje, así como un castigo “severo” para los verdaderos responsables.


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