2 marzo, 2025

¿Son las elites tecnológicas las únicas capaces de imaginar y crear utopías?

Escribe: Mariana Collante

“Hay una guerra de clases y la estamos ganando los ricos” dicen que dijo el multimillonario Warren Buffet y claro, tamaña verdad merece ser reconocida. Nos ganan por goleada en todos los planos y en casi todo el mundo. Los grandes empresarios tecnológicos y los partidarios de la ultraderecha están instalando una idea: los millonarios son los nuevos héroes, ellos nos salvarán del fin del mundo. El ensayo “Ciencia ficción capitalista” de Michel Nieva, publicado el año pasado por Anagrama, analiza, a través del género ciencia ficción, qué planes tienen las elites mundiales y cómo creen que los llevarán adelante.

A mediados de los 80’, se acuñó el término cyberpunk para referir a una literatura futurista que planteaba un mundo oscuro donde el poder de las corporaciones arruinaba la riqueza del planeta y, por lo tanto, a la humanidad. Hay cierto acuerdo en que estamos viviendo ese proceso y que el término distopía ya no nos es extraño. La cultura popular está plagada de ejemplos, entre ellos “Plop” de Rafael Pinedo, “La carretera” de Cormac McCarthy, y las películas “Blade Runner” y “No mirés arriba”. Todos estos títulos hablan de la destrucción del planeta que habitamos y de la pérdida de lo humano.

Lo valioso del ensayo del escritor argentino Michel Nieva es su planteo central: las elites tecnológicas son las únicas capaces de imaginar y crear utopías. Claro, utopías que no reconocen que el capitalismo nos ha llevado a la situación actual y que la acumulación de enormes ganancias dañan los hábitats, precarizan la vida de poblaciones enteras, someten a un malvivir a los trabajadores y trabajadoras, etc. Nieva cita los objetivos de SpaceX, la empresa de Elon Musk, expuestos en su página web: “hacer de la humanidad una especia interplanetaria cuyo primer paso es colonizar y terraformar Marte”. Para el año 2050 proyecta que 1 millón de personas vivan en el planeta rojo. Es decir, “la solución no es reducir la brecha entre pobres y ricos o detener la crisis socioambiental que vehiculiza el capitalismo, sino trasladar las lógicas de este sistema a otro”, explica el autor. Quizás no haga falta aclarar que cuando los multimillonarios anuncian que quieren salvar a la humanidad, están hablando del 1 por ciento más rico de la población, porcentaje que conforman ellos mismos.

“Ciencia ficción capitalista” da cuenta de otro proyecto central que, de alguna manera, justifican tanta energía y recursos puestos a diseñar el porvenir. En 2007, el gerontólogo Aubrey de Grey, publicó el libro: “El fin del envejecimiento”. El científico argumenta que “la vejez no es un fenómeno natural e irreversible, sino apenas el deterioro de estructuras celulares que se pueden reparar y optimizar hacia una esperanza de vida indefinida”. Por supuesto, que esta otra utopía tampoco estará al alcance de todos, sino de quien pueda pagarla.

Michel Nieva sostiene que la gran mayoría de los avances tecnológicos están basados en un tipo de imaginación literaria devenida en pro corporaciones. Julio Verne, uno de los primeros y más populares escritores del género, decía que él “escribía en papel lo que otros esculpirán en acero”. En la actualidad, existe la ciencia ficción dura, es decir, textos escritos por científicos, ingenieros, médicos, imaginando adelantos o proyectos que podrían ser realizados por las empresas. Para este tipo de escribas hay un rol en las estructuras corporativas. Ese puesto se llama “Futurólogo”.

Otro punto que aborda Nieva es cómo está conformada la ideología que circula por Silicon Valley, lugar donde se establecieron las empresas tecnológicas más poderosas del mundo. En sus orígenes fue una mezcla de yuppie con hippie tech, una entidad promercado, pero con una apertura creativa que vio el valor de las drogas para expandir la conciencia y apreciar la imaginación literaria.

El autor se pregunta: “¿Será entonces la ciencia ficción una fase superior del capitalismo, la asociación más virtuosa entre empresariado, literatura y tecnología?”. A la vez, el libro funciona como algo más: la posibilidad de salir de la dicotomía: distopía – utopía, y poder avanzar críticamente para desarmar el ideal de los hombres más ricos del mundo y la derecha aliada.

Ya lo dijo Mark Fisher considerando la cita de Warren Buffet que abre esta nota: “Una guerra de clases está ocurriendo, pero solo uno de los lados está peleando. Elijan su lado. Elijan sus armas”.


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