ESTEREOTIPOS Y SIMPLIFICACIONES: LA ARGENTINA COMIC CON BAJO LA LUPA MEDIÁTICA
Un contrapunto con Página/12 sobre la cobertura y análisis de la Argentina Comic Con.
Escribe: Juan Pablo Godoy Jimenez
La reciente cobertura de la Argentina Comic-Con por parte de medios masivos, específicamente la nota de Página/12 escrita por Dolores Curia y Adrián Melo, utiliza estereotipos reduccionistas para describir a los asistentes y su propuesta cultural. Describir el evento como un espacio que reúne a «freaks, solitarios, extraños y fans de lo exótico y bizarro» no solo es inexacto, sino que perpetúa una visión obsoleta de una comunidad caracterizada por su diversidad, creatividad y contribución a la cultura contemporánea.
La riqueza cultural de los eventos
Las convenciones como la Comic-Con son mucho más que reuniones de fanáticos; representan un punto de encuentro para personas de distintas edades, géneros e intereses que celebran su pasión por el arte, la narrativa y el entretenimiento. Asistentes de todas partes del país encuentran un espacio para conectar, expresarse y compartir intereses en un entorno inclusivo. Reducciones como las presentadas en el artículo menosprecian esta diversidad, y encapsulan a los participantes en tópicos que alimentan prejuicios.
El uso de términos como “freaks” o “solitarios” no solo resulta peyorativo, sino que refuerza la idea de que los fanáticos de la cultura pop son personas socialmente aisladas o ajenas a la norma. Esto ignora que muchos de estos eventos tienen un impacto positivo en la salud mental y el bienestar emocional de quienes asisten, promoviendo un sentido de comunidad y pertenencia. También subestima el valor cultural de estos espacios, que han evolucionado para ser plataformas de discusiones sobre diversidad, inclusión y derechos humanos.
Una lectura errada de la diversidad
Otro punto crítico de la cobertura es la interpretación superficial de la inclusión de performances drag y de la comunidad LGBTQ+ en el evento. En lugar de destacar cómo estas expresiones artísticas enriquecen la propuesta cultural, la nota las trata como una rareza exótica, desvinculándolas de su contexto histórico y político.
El drag no es solo entretenimiento; es una forma de desafiar las normas de género, celebrar la diversidad y dar visibilidad a las luchas de la comunidad LGBTQ+. Representarlo de manera trivial no solo desinforma, sino que también perpetúa una mirada que minimiza su importancia.
Este tipo de descripciones tienen un peso significativo en cómo la sociedad percibe a las comunidades representadas en estos eventos. Los medios tienen la responsabilidad de realizar coberturas que informen y eduquen, no que refuercen prejuicios o alimenten narrativas simplistas. Cuando se habla de espacios como la Comic-Con, es esencial reconocer su relevancia como motores culturales, económicos y sociales.
El Cosplay como un trabajo valido
El cosplay, lejos de ser solo un hobby, es una forma de arte que requiere dedicación, creatividad y habilidades diversas. Reducirlo a un «juego» sin valor económico es desconocer el esfuerzo y la pasión que muchos cosplayers ponen en su trabajo. La frase que menciona que «en los verdaderos juegos no se gana ni se pierde nada» subestima la realidad de que, en la actualidad, el cosplay no solo es una forma de entretenimiento, sino también una profesión. La remuneración no elimina el espíritu lúdico, sino que lo transforma, permitiendo que los cosplayers continúen compartiendo su pasión con un público más amplio, mientras son justamente recompensados por su talento y esfuerzo. Esta visión romántica del juego infantil ignora que el arte, el trabajo y la dedicación también pueden ser partes de esa «magia» que tanto valoramos.
La verdadera cara de la Comic-Con
La Argentina Comic-Con 2024 no es solo un evento de entretenimiento; es un fenómeno que atrae a miles de personas apasionadas por el cine, el anime, los cómics y los videojuegos. Es un espacio donde conviven artistas emergentes, creadores consagrados y aficionados de todo tipo, fomentando un intercambio cultural que trasciende fronteras. Los cosplays, paneles y actividades son reflejo de un fenómeno global que impacta tanto en la economía creativa como en la vida cotidiana de quienes participan.
La cobertura mediática de eventos como la Comic-Con debe evolucionar para estar a la altura de su complejidad y riqueza. Continuar representando a sus asistentes como caricaturas o minimizando sus contribuciones no solo es injusto, sino que perpetúa una visión limitada de la cultura pop. Es hora de que los medios reconozcan a la Comic-Con como lo que es: una celebración inclusiva, diversa y vital para el panorama cultural argentino.
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