1 septiembre, 2025

LOS CUATRO FANTÁSTICOS: PRIMEROS PASOS

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Cuatro Fantásticos.

«Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos» es una apuesta interesante por parte de Marvel. No solo propone una estética retrofuturista que se aleja del tono y enfoque al que estábamos acostumbrados, sino que también parece dialogar, curiosamente, con la competencia.

Escribe: Juan Pablo Godoy Jimenez

Estrenada en fechas cercanas a «Superman» (2025) de James Gunn, esta película comparte con ella un objetivo narrativo y emocional: apelar a una emoción puramente humana. Mientras que la historia de Superman gira en torno a la esperanza, al deseo de ser mejores y a la pregunta sobre qué significa ser humano, Los Cuatro Fantásticos elige otro aspecto de esa misma condición: la familia.

Cuatro Fantásticos miran al cielo.

La película no pierde tiempo en contarnos una historia de origen. Rápidamente, a través de un montaje breve, dinámico y muy entretenido, nos introduce en el universo donde transcurre la historia: la Tierra 828. Ahí, los Cuatro Fantásticos ocupan un lugar central. Son los superhéroes que han solucionado prácticamente todos los problemas del planeta, enfrentando a cada nuevo villano y salvando a los ciudadanos una y otra vez.

Pero su rol va mucho más allá del combate. Esta versión del equipo es fundamental en la vida de la gente, no solo por sus hazañas heroicas, sino por sus aportes en ciencia, tecnología y resolución de conflictos bélicos. Han traído, literalmente, la paz. Son figuras idealizadas, queridas, plenamente aceptadas por la sociedad. Verdaderos íconos.

Esta nueva visión no pone el foco únicamente en los superpoderes o en la acción, sino en los lazos. En esos vínculos que construimos, que elegimos, que cuidamos. En aquello que estamos dispuestos a hacer por los que amamos, por quienes atesoramos. Porque en el fondo, más allá de la ciencia ficción y los universos paralelos, lo que impulsa esta historia es algo profundamente sencillo y poderoso: el amor por la familia.

Y si hablamos de familia, hay que hablar de cómo está conformada: tenemos Reed Richards, interpretado por Pedro Pascal que encarna a la perfección a este científico brillante cuyo intelecto lo sobrepasa. Esa mente prodigiosa es, al mismo tiempo, su mayor bendición y su peor maldición. Incapaz de dejar de analizar cada situación en términos de pros y contras, Reed vive atrapado en una lógica fría y meticulosa que lo mantiene siempre en un estado de tensión constante.

Reed.

Frente a eso, aparece su pareja, Sue Storm —Susan Storm—, quien representa el equilibrio emocional que Reed necesita. Es ella quien logra traerlo de vuelta a la realidad, ponerle los pies en la tierra y sacarlo, aunque sea por breves momentos, de esa nube mental en la que su supercerebro lo mantiene aislado.

Johnny Storm, el hermano de Sue, funciona muchas veces como un alivio cómico, pero eso no le impide demostrar que también comparte el intelecto que caracteriza al grupo. Si bien no está al nivel de Reed, es una pieza clave dentro del equipo, con una capacidad propia que lo vuelve indispensable.

Finalmente, nos encontramos con Ben Grimm —La Cosa, La Mole, The Thing—, gran amigo y confidente de Reed Richards. Su mejor amigo. Un vínculo que aporta una profundidad emocional única al grupo, reforzando aún más esa idea de familia que atraviesa toda la película.

La dinámica entre todos los miembros de la familia se siente absolutamente natural; en ningún momento pareciera forzada ni como si fueran actores cumpliendo un papel. Genuinamente, uno cree que son una familia, con sus particularidades y sus dificultades. Y quizás eso le ha faltado a la película, a pesar de que hay muchos momentos donde los vemos interactuar y es muy divertido observar las dinámicas que tienen entre sí. Hubiera sido agradable poder verlos interactuar en un contexto más natural, fuera del ejercicio del superheroísmo.

La Roca y el robot.

Pero no deja de ser una gran película que aborda una temática que implica tanto el rol de la familia como lo que uno está dispuesto a hacer por ella misma. Apela a ese sentimiento de sacrificio, de tomar roles nuevos que quizás son desconocidos para uno, y al miedo que genera lo desconocido. Cuando uno se enfrenta a una amenaza que quizás no sabe cómo encarar, cómo solucionar o cómo enfrentar, mientras uno no esté solo, puede lograrlo; mientras tenga a su familia, mientras cada uno haga el esfuerzo que sienta correcto a la hora de encarar ese futuro incierto.

Puede que Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos no sea una película que revolucione la industria del cine, pero trae una esencia humana que está poco a poco retornando en el cine de superhéroes, y eso es una muy buena señal. Los superhéroes nacen de deseos humanos, de anhelos y de expresiones máximas de la condición humana. Logra que uno salga feliz y conforme de haber pasado un lindo momento. Y a veces, eso es todo lo que necesitamos.


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