16 septiembre, 2024

ASESINAN A MADRE DE REFERENTE DE H.I.J.O.S. CÓRDOBA Y DEJAN NOTA FIRMADA POR LA POLICÍA

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Se trata de Susana Montoya, de 74 años, mamá de Fernando Albareda, que ya había recibido amenazas de muerte en diciembre del año pasado. «Estoy con mucha bronca, mucha impotencia. Cruzaron límites», lamentó Fernando.

Escribe: Ezequiel Luque

Publicada originalmente el lunes 5 de agosto del 2024 por La Tinta

Susana Beatriz Montoya, de 74 años, fue hallada sin vida este sábado en el patio de su vivienda. El cuerpo, con visibles signos de violencia, fue encontrado por su propio hijo, Fernando Albareda, integrante de la agrupación H.I.J.O.S. Córdoba y funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

En la casa de barrio Ampliación Poeta Lugones, escrito con lápiz labial en una pared, se encontró una frase mafiosa: “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía”.

Fernando Albareda es hijo de Ricardo Fermín Albareda, un subcomisario de la Policía de Córdoba que militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Desde ese rol, logró advertir a varios compañeros para evitar ser secuestrados. Fue capturado en 1979 y asesinado por la patota del Departamento 2 de Informaciones de la Policía (D2).

Por su condición de policía, sus torturadores se empecinaron aún más con él: lo esposaron, lo ataron a una silla con alambre, le “arrancaron las insignias y lo degradaron”, lo golpearon salvajemente, le cortaron los testículos y después se los introdujeron en la boca, que posteriormente cosieron. Mientras Albareda se desangraba, los policías de la D2 Rául Pedro Telleldín, Américo Pedro Romano y Hugo Cayetano Britos se fueron a comer un asado (según el testimonio del expolicía Ramón Roque Calderón).

Imagen: Florencia Cigliutti

En 2009, su hijo impulsó la causa judicial que logró condenar a los responsables del terrible crimen y fue la primera vez que se sentenció a integrantes de la Policía cordobesa por delitos de lesa humanidad. Desde entonces, Fernando Albareda recibió reiteradas amenazas intimidatorias.


«Los asesinos de mi padre fueron condenados y son policías. Después, con los juicios que continuaron, hubo muchos más policías cordobeses condenados, alrededor de cincuenta condenas a cadena perpetua. Y, hoy, la Policía de Córdoba está plagada de sus hijos y nietos ahí adentro (…) Desde el advenimiento de la democracia para acá, al no haberse depurado nunca la fuerza policial, sospecho de todo el mundo», declaró Fernando este lunes a los medios.


En diciembre del año pasado, con el cambio de Gobierno nacional y la promoción de un discurso estatal negacionista, las amenazas subieron de tono: en la casa de Albareda hijo, aparecieron carteles con simbología nazi, balas de plomo y amenazas de muerte. «Te vamos a juntar con tu papito. Sos hijo de terrorista. Se te terminaron los amigos de la Policía”, se leía en las notas.

Esas amenazas escalaron a lugares impensados y siniestros este sábado, cuando asesinaron de manera violenta a Susana Montoya, mamá de Fernando y viuda del desaparecido Ricardo Fermín Albareda.


«Estoy con mucha bronca, mucha impotencia. Cruzaron límites (…) Del gobernador para abajo, quiero audiencias con todo el mundo. Necesito que esto se resuelva y, si me tengo que encadenar en Casa de Gobierno, lo haré. Esta vez, yo soy el que va por todo. Quiero saber quién fue el responsable del asesinato brutal que sufrió mi madre», expresó Albareda en diálogo con El Destape Radio.


Por su parte, los organismos de derechos humanos de Córdoba compartieron un comunicado conjunto en el que piden la urgente investigación y esclarecimiento del crimen. Y agregaron: «Los discursos de odio que permanentemente circulan en nuestra sociedad son el peligro latente de cuando verdaderamente pasan a la acción».

La reparación histórica y el posible móvil

Hace apenas tres meses, en mayo de este año, el Gobierno de Córdoba había aprobado una reparación monetaria para Ricardo Fermín Albareda, en el marco de la Ley n.° 10.874 de “Reparación Histórica del Legajo de los Trabajadores que fueron Víctimas del Terrorismo de Estado”.

A Ricardo no solo le restituyeron su estado policial, sino que fue ascendido postmortem a comisario, se le reconocieron los subsidios previstos para personal retirado y la actualización consecuente de la pensión para su viuda, Susana Montoya. La cifra era un monto considerable y estaba por efectuarse en los próximos días.

«Para mí, hay una relación directa. No creo en otra cosa que ese sea el móvil. Yo llamaba a mi mamá por temas del banco y ella me decía que no le hable por teléfono. Ella siempre supo que le escuchaban el teléfono. Yo le decía que no iba a pasar nada, que se quede tranquila, que nosotros la cuidábamos. Que a mí me habían amenazado muchas veces y no pasaba nada. Y pasó. Entonces, siento impotencia, culpa, de no haberme dado cuenta que la estaba exponiendo a una situación que terminó así. Estamos destrozados. De la familia que supimos tener en 1979, solo quedamos mi hermano y yo«, sostuvo Albareda, quien recordó que su hermana se suicidó en 2021 porque nunca pudo superar la desaparición de su padre.


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